Un análisis en profundidad de las métricas de monitorización del rendimiento de red

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noviembre 25, 2025

En 2024, según una encuesta de Eurostat, el 93 % de las personas de entre 16 y 74 años en la UE declaró haber usado internet en los últimos tres meses, lo que está impulsando una demanda cada vez mayor de un rendimiento de red sólido y fiable.

3.000 millones de USD

Se prevé un crecimiento significativo del mercado de monitorización del rendimiento de red entre 2022 y 2027, con una estimación de hasta 3.000 millones de USD.

Al mismo tiempo, se prevé un crecimiento considerable del mercado de monitorización del rendimiento de red entre 2022 y 2027, estimado en 3.000 millones de USD. Esto refleja un reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de supervisar y optimizar el rendimiento de la red para responder a las nuevas exigencias de usuarios y empresas.

A medida que el entorno digital se expande, surgen desafíos que aumentan la presión sobre el rendimiento de la red. Los usuarios esperan un acceso rápido y sin interrupciones a los servicios online, y las empresas dependen de conexiones estables para sus operaciones.

En este artículo analizamos las métricas de rendimiento de red y su importancia fundamental en este panorama digital en constante evolución.

Índice de contenidos

  1. ¿Por qué es importante el rendimiento de la red?
  2. ¿Cómo medir el rendimiento de la red?
  3. Métricas clave de rendimiento de red 
  4. Buenas prácticas para optimizar el rendimiento de la red
  5. Apuesta por una integración sin fricciones y un rendimiento superior con Digital Samba

¿Por qué es importante el rendimiento de la red?

El rendimiento de la red mide cómo de bien funciona una red informática, incluyendo factores como la velocidad, la fiabilidad y la eficiencia en la transferencia de datos. Contar con un buen rendimiento de red resulta fundamental para garantizar un funcionamiento fluido en las operaciones corporativas, una seguridad sólida, una experiencia de usuario (UX) satisfactoria y el cumplimiento normativo.

La experiencia de usuario (UX) depende directamente de la velocidad y la fiabilidad del servicio de red. Además, la continuidad del negocio requiere una red estable que evite interrupciones y permita mantener las operaciones en marcha sin incidencias, garantizando así la productividad, los ingresos y la satisfacción del cliente.

Por otro lado, una red con un alto rendimiento mejora la seguridad, ayudando a protegerse frente a ciberamenazas y accesos no autorizados. Asimismo, el cumplimiento de los estándares regulatorios requiere un rendimiento óptimo, asegurando un tratamiento de los datos seguro y ético.

Para evaluar y mantener estos aspectos, las organizaciones utilizan métricas de monitorización de red, medidas cuantitativas que ofrecen información sobre la salud y la eficiencia de la red. Estas métricas permiten una gestión proactiva y la optimización continua para responder a las necesidades cambiantes de los usuarios y a los requisitos regulatorios.

¿Cómo medir el rendimiento de la red?

Medir el rendimiento de la red implica realizar pruebas y evaluaciones específicas para cuantificar métricas como el throughput, la latencia, el ancho de banda, la pérdida de paquetes, entre otras. El Network Performance Analysis (NPA) consiste en recopilar y analizar datos para evaluar la salud general y la eficacia de la red, con el objetivo de medir los Key Performance Indicators (KPIs).

Como parte fundamental de la gestión de redes, el NPA permite identificar y resolver problemas para dar respuesta a las necesidades de la organización. Estas evaluaciones pueden realizarse de forma periódica o cuando sea necesario, proporcionando datos concretos para un análisis detallado y una gestión proactiva.

Métricas clave de rendimiento de red

A continuación, te presentamos los parámetros más importantes para evaluar el rendimiento de la red.

1. Latencia

La latencia es, básicamente, el tiempo que tarda un dato en viajar desde su punto de origen hasta su destino y volver. Este tiempo se mide normalmente en milisegundos (ms). Una latencia baja es fundamental en aplicaciones como la videoconferencia, los videojuegos online o las llamadas VoIP. Se trata de un factor crítico que influye directamente en el rendimiento de la red y en la capacidad de respuesta en las interacciones digitales.

Una latencia baja garantiza que tus reuniones virtuales no tengan retrasos o que tus movimientos en un juego se ejecuten al instante. Un retraso en la latencia puede provocar interacciones lentas y cortes, afectando notablemente a la experiencia de usuario (UX). Para medirla, los profesionales suelen utilizar pruebas de ping, buscando siempre valores bajos para una experiencia digital más fluida y reactiva. En resumen, una baja latencia equivale a una comunicación rápida y sin interrupciones.

2. Ancho de banda y throughput

El ancho de banda es una métrica fundamental del rendimiento de la red y hace referencia a la velocidad máxima de transferencia de datos que puede alcanzar una red. En cambio, el throughput mide la cantidad real de datos que se transmiten correctamente a través de la red en un periodo determinado.

Supervisar el ancho de banda y el throughput es esencial para garantizar la eficiencia de la red. Para medirlos, se utilizan herramientas como speed tests, cuyos resultados se comparan con los valores esperados.

La diferencia clave es que el ancho de banda indica la capacidad, mientras que el throughput refleja el rendimiento real. Analizar estas métricas permite optimizar el rendimiento de la red, cumplir con las expectativas de los usuarios y mantener una transferencia de datos eficiente.

3. Pérdida de paquetes

La pérdida de paquetes mide el porcentaje de datos que no llegan a su destino, lo que puede indicar problemas de fiabilidad en la red. Por ello, minimizar esta pérdida es fundamental para garantizar una transmisión de datos fluida.

Para medirla, se utilizan herramientas de monitorización de red que analizan la proporción entre los paquetes enviados y los recibidos. Se expresa como un porcentaje, y cuanto más bajo sea, mejor. Una pérdida constante o elevada puede apuntar a congestión en la red, problemas de hardware o configuraciones inadecuadas.

Interpretar correctamente los resultados implica detectar patrones y relacionarlos con eventos ocurridos en la red. Una pérdida de paquetes elevada puede deteriorar el rendimiento y provocar interrupciones en las aplicaciones.

4. Jitter

El jitter, también conocido como Packet Delay Variation (PDV), es la variación en la latencia, y refleja la inconsistencia en el tiempo que tardan los paquetes de datos en recorrer la red. Un jitter bajo es fundamental en aplicaciones sensibles al tiempo, como la comunicación de audio y vídeo. Las fluctuaciones en los tiempos de llegada de los paquetes pueden provocar cortes o alteraciones en estas comunicaciones.

Para interpretarlo correctamente, se analiza la consistencia en la entrega de datos, medida en milisegundos; cuanto más bajo sea el jitter, más estable es el rendimiento de la red. Valores elevados pueden traducirse en una calidad irregular de voz o vídeo. Una monitorización adecuada de la red y un análisis continuo del jitter ayudan a mantener una experiencia de comunicación fluida y fiable.

5. Velocidad de red

La velocidad de red hace referencia a la rapidez con la que se pueden transmitir datos a través de la red. Es un KPI clave del rendimiento de la red, ya que refleja su eficiencia y capacidad de respuesta. Una red lenta provoca retrasos, falta de fluidez e interrupciones, mientras que una red rápida garantiza un intercambio de datos estable y sin problemas.

Para medir con precisión el rendimiento de la red, se utilizan speed tests y herramientas de medición de throughput. Los resultados deben interpretarse en relación con las velocidades esperadas, teniendo en cuenta factores como la latencia o la pérdida de paquetes. La velocidad de red se calcula en bits por segundo (bps) o megabits por segundo (Mbps), siendo los valores más altos los que indican una mayor velocidad.

6. Disponibilidad de red

La disponibilidad de red mide el porcentaje de tiempo durante el cual la red está operativa y accesible para los usuarios. Es decir, cuánto tiempo la red funciona correctamente y puede ser utilizada. Una alta disponibilidad es esencial para garantizar comunicaciones sin interrupciones y mantener la continuidad de las operaciones empresariales.

Para medirla, se emplean herramientas que registran los periodos de inactividad (downtime) y calculan la proporción entre el tiempo en funcionamiento (uptime) y el tiempo total. Se expresa como un porcentaje, siendo el 100 % el valor óptimo. Una monitorización periódica permite detectar y resolver posibles incidencias que puedan afectar a la disponibilidad.

7. Calidad de experiencia del usuario

La Calidad de Experiencia del Usuario (QoE) evalúa la satisfacción general del usuario con el rendimiento de la red y la calidad del servicio o sistema. La QoE refleja la percepción que tiene el usuario final sobre la calidad de la red, un aspecto clave para garantizar una buena experiencia y la satisfacción del cliente.

Para medir la QoE, se recopilan opiniones mediante encuestas, se monitorizan las interacciones del usuario y se analizan los tiempos de respuesta. La QoE es un KPI fundamental que conecta las métricas técnicas con la percepción del usuario final, asegurando que la red cumpla con los estándares establecidos y ofrezca una experiencia satisfactoria.

8. Tasa de errores de red

La tasa de errores de red (NER) mide la frecuencia con la que se producen errores durante la transmisión de datos. Mantener una tasa baja es esencial para garantizar una transferencia de datos fiable y preservar la integridad de la información transmitida.

Para medirla, se analiza la proporción entre los datos transmitidos correctamente y el total enviado, utilizando mecanismos de detección de errores. Se expresa como porcentaje, y cuanto más bajo sea este valor, mejor. Una tasa de error elevada de forma constante puede indicar problemas en la red o la necesidad de aplicar medidas de corrección.

9. Tiempo de ida y vuelta (RTT)

El Tiempo de Ida y Vuelta (Round Trip Time, RTT) mide la duración que tarda un paquete de datos en viajar desde su origen hasta el destino asignado y regresar. Como KPI clave, el RTT refleja la capacidad de respuesta y la eficiencia de la red. Un RTT bajo es fundamental para la comunicación en tiempo real y la fluidez de las interacciones.

Herramientas como ping se utilizan para calcular el tiempo transcurrido durante el recorrido completo. Se mide en milisegundos, y los valores más bajos indican una comunicación más rápida. Un RTT elevado de forma constante puede ser señal de congestión en la red, latencia o encaminamiento ineficiente.

10. Tiempo de respuesta de red

El Tiempo de Respuesta de Red (NRT) se refiere al tiempo que tarda un sistema en responder a una solicitud del usuario. Un tiempo de respuesta rápido contribuye a una experiencia digital positiva, especialmente en aplicaciones web y sistemas interactivos.

Para medirlo, se registra el tiempo que transcurre desde que se inicia la solicitud hasta que se recibe la respuesta. También se mide en milisegundos, siendo los valores más bajos los que indican una mayor capacidad de respuesta. Un tiempo de respuesta elevado de forma constante puede afectar negativamente a la satisfacción y al compromiso del usuario.

Buenas prácticas para optimizar el rendimiento de la red

Optimizar el rendimiento de la red es fundamental para mantener una conectividad fluida y garantizar un flujo de datos eficiente dentro de la organización. La implementación de buenas prácticas puede mejorar significativamente la velocidad, la fiabilidad y la eficiencia general de la red. A continuación, te presentamos algunas de ellas.

Apuesta por una integración sin fricciones y un rendimiento superior con Digital Samba

Dominar las métricas de rendimiento de red es esencial para lograr integraciones fluidas y ofrecer experiencias de usuario excepcionales en el mundo digital actual. La API de videoconferencia de Digital Samba, totalmente compatible con el GDPR, incorpora de forma transparente métricas de rendimiento para optimizar la red y mejorar la experiencia digital.

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